NO DAR DE COMER AL OSO

La británica Rachel Elliott, periodista y psicoterapeuta, es la autora de No dar de comer al oso, segunda de sus novelas. La historia, ambientada en St. Ives, Cornwall (Inglaterra), entrelaza la trayectoria de un puñado de personajes insatisfechos y encerrados en sus conflictos.
Sídney Smith es una inquieta dibujante de cómics y experta en free runner que vive en pareja con su amiga Ruth y su perro. Arrastra una tragedia familiar desde los diez años y con motivo de su 47 cumpleaños decide regresar a St, Ives, escenario de su infancia, para recordar su pasado. Allí vive su padre, Howard, un viudo que rumia su soledad entre la radio y tazas de té y que añora a su esposa fallecida de tal forma que no encuentra motivo para seguir viviendo. También reside en St, Ives, María Norton, una dentista, infeliz en su matrimonio y con una hija veinteañera, Bella, que comienza a vivir.
Estos, junto a varios animales como un oso o un perro que también prestan su voz en primera persona, son los protagonistas de una trama que su autora teje a través de saltos temporales y en la que ahonda acerca de la nostalgia, la pérdida o el abandono, siempre con un tono que no rezuma tristeza sino que abre una ventana a la esperanza, a la ilusión de segundas oportunidades o a algún resquicio por el que compensa agarrarse a la existencia.
Elliott construye su novela con una prosa seductora en la que hay ramalazos de ternura, humor, amor y compasión por parte de unas personas que, a pesar de sus fallos y traumas, intentan ayudarse como pueden y saben. Novela nada idealista sino muy pegada a la realidad de unos personajes ricos en registros psicológicos y con unos mundos interiores excelentemente matizados en los que la autora explora el dolor, la culpa o la fragilidad de sentimientos.
No dar de comer al oso es un libro narrado desde una mirada profunda y mediante un modo de expresión bello y original, también en el tratamiento de la espesura de ciertas temáticas y, quizá por el nivel de estos recursos literarios, no resulta un libro oscuro sino amable.

Reyes Cáceres