PICO DELLA MIRANDOLA

Ahora que todo el mundo menciona y reivindica la dignidad humana, no está de más introducirse en el pensamiento y la vida de un autor tan citado como desconocido: Pico della Mirandola, cuya fama está relacionada con un breve pero determinante opúsculo llamado Discurso sobre la dignidad del hombre. Fue este pensador italiano quien, precisamente en medio del confinamiento decretado por la peste, sintetizó en esa obra toda la filosofía del Renacimiento y una idea central: el hombre es un ser intermedio; ni ángel, ni bestia.
Goñi no ha escrito una biografía al uso, sino una biografía filosófica que expone tanto las vicisitudes existenciales por las que el italiano atravesó como su pasión filosófica. Con motivo de la pese, en 1486, Pico, con apenas 24 años, proyectó celebrar un concilio filosófico. Si algo movía a este joven era la búsqueda de la verdad y aunque las autoridades prohibieron la celebración de esa reunión, que tenía como objetivo lograr la paz filosófica, compuso su manifiesto.
A lo largo de estas páginas, el Discurso es uno de los temas recurrentes. Según Goñi, marcó indudablemente un antes y un después: “se produce un quiebro que origina una nueva forma de concebir al hombre camaleónico: la voluntad debe elegir sin ningún punto de referencia fuera de sí misma, lo que llevará a la filosofía posterior a considerar la voluntad como algo absoluto. El desarrollo de esta tesis será tarea de la filosofía moderna posterior; el resultado ya lo sabemos: la ética autónoma kantiana”.
Por tanto, Pico es el gozne que lleva de la escolástica y rompiendo con ella a una nueva forma de entender el puesto del hombre en el universo. Eso no desmerece la altura intelectual de este genio italiano que, consciente de la pugna tardomedieval entre platónicos y aristotélicos, se propuso concluir una pax philosophica entre ellos. Por ello, se puede llamar a Pico filósofo de la concordia.
En él se confundía la búsqueda de la verdad con la de Dios. Goñi, en las páginas finales, emplea la figura de Pico como contrapunto a los filósofos de salón que pueblan las cátedras hoy. Y conmina al hombre de hoy a amar la verdad, como el clásico italiano.

TROA