PURGATORIO

La trama se centra en la decisión del protagonista, Josu Extsebe, de enviar, treinta y cinco años después del secuestro y asesinato de un empresario vasco, unas cartas de arrepentimiento a distintas personas que pueden remover pasados oscuros de muchos implicados.
Por un lado Iñaki Altuna, reputado abogado de San Sebastián, ha rehecho su vida aparcando su complicidad en los hechos. Iñaki se pondrá en contacto con una de las cabezas pensantes de ETA, que decide contactar con un antiguo matón de la banda, para que asesine a Josu y no mueva todo lo que sabe.
Pero los tiempos han cambiado. Después de pasar por la cárcel, Mikel, alias Tanke, se ha desengañado de todo. No encaja en la dinámica de la organización, en la presión del grupo de presos, en la que unos cargan con los asuntos pesados y otros dan órdenes sin jugarse nada. Así que el desenlace no pinta bien.
Josu escribe al comisario Sánchez, que en su tiempo se encargó del caso y que le interrogó y torturó sin sacarle una palabra. Le propone un trato. Él se entrega, cierra el tema a cambio de que el comisario, ya casi en su jubilación, reconozca las atrocidades que hicieron en las cárceles vascas. Sánchez está arrepentido de aquello pero al contárselo a otro compañero de aquella época, Ugarte, este ya con un puesto alto en Madrid, ve peligrar su carrera. Así que trama algo para que no salga nada a la luz.

Otra de las cartas le llega a la hija de Imanol, la víctima, que vive amargada después de sufrir aquel episodio tan traumático.

Finalmente el sicario Tanke se reúne con Josu pero no tiene la menor intención de matarlo, sino que empieza a pensar cómo evitar su muerte. El abogado se lo teme y se presenta para matar a Josu. Entre los tres hay un tiroteo y mueren Tanke y el abogado, Josú cae herido pero sobrevive. Como estaba vigilando el policía Ugarte, se presenta y lo remata con su pistola. Después, mete droga en el coche para que parezca un ajuste de cuentas entre narcos. Pero el comisario Sánchez tiene un as en la manga. Guarda fotos y grabaciones de las torturas de antaño, nada de lo que pueda estar orgulloso. Así que más o menos se hace justicia. La única que queda malparada es Alasne, la hija del asesinado, que tenía muchas cosas pendientes que tratar sobre su padre: cómo fueron sus últimos días, si se acordaba de ella....
La mayoría de los personajes llevan la situación actual como un desengaño. Aceptan que perdieron "la guerra" y creen que toda su lucha no ha servido para nada, viven amargados y no quieren que su pasado se remueva. Llama la atención el sentido común de la víctima, los diálogos que hizo en el zulo con Josu, su integridad. Se negó a pagar el impuesto revolucionario y lo mataron para demostrar lo que ocurría a los que le imitasen. En todo el libro se palpa una censura de la violencia, y se retrata bien la sociedad vasca de aquellos años.

TROA