RETOÑITO

Mientras intenta resolver un problema de geometría que no le sale, el niño protagonista de este cuento convierte el triángulo invertido que ha dibujado en una cara a la que después añade un cuerpo rechoncho, unos largos brazos y unas piernas cortitas. Así surge un gracioso monigote al que llama Retoñito porque le ha dibujado unos pelos que parecen brotes de plantas. Lo malo es que de pronto el dibujo cobra vida y sobre todo voz y comienza a hacer travesuras y a exigirle todo tipo de cosas a su autor que se ve desbordado por la vitalidad de este personaje.La obra narra los esfuerzos del niño para educarle, inspirados en los consejos que le da su madre para que aprenda a controlar y disciplinar su carácter excesivamente imaginativo y soñador. La obra está bien escrita, es dinámica y refleja con simpático simbolismo el cruce de fantasía y realidad que se produce en la mente infantil sobre todo en momentos de tensión, dificultad o esfuerzo. Las ilustraciones de Miguel Ordóñez no resultan muy atractivas.

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