SEIS CUATRO

Hideo Yokayama (Tokio 1957) se da a conocer en español con esta novela que justifica su fama en Japón. Es una auténtica novela policiaca, que no se limita a una trama propia del género, sino que va más allá, convirtiendo el relato en una sinfonía de temas.
El título es el número del expediente de un caso de secuestro de una niña, Shoko Amamiya, que ocurrió en 1989 y que acabó con su muerte: nunca se encontró al secuestrador que desapareció con el dinero del rescate. Ahora a punto de prescribir el delito se vuelve a él y hasta las últimas páginas no se sabrá si se resuelve o no.
El protagonista, Yoshinobu Mikami, trabajó en el caso y ahora es Jefe de Prensa de la Jefatura de Policía. Mikami pasa por un mal momento familiar, ya que su hija adolescente Ayumi se ha ido de casa y no saben dónde está, atormentada por su aspecto físico. La madre Minako es una mujer bella, pero la hija ha salido igualita al padre que no es tan guapo y esto le ha llevado a una situación límite. A lo largo de la novela se desarrollará una reflexión sobre las relaciones entre padres e hijos en los diversos casos que se abordan. En todos Yokayama, quiere dejar claro el amor de los padres por sus hijos y la situación insoportable cuando se rompen las relaciones o se llega a situaciones límite. La relación entre los esposos de comprensión, de cariño, y de una infinita paciencia es uno de los valores recalcados.
Otro de los temas de la novela son las relaciones laborales dentro de los departamentos de la policía, las intrigas, las medio verdades y las mentiras patentes, las relaciones con la central de Pekín, el orgullo personal y el encubrimiento colectivo del trabajo mal hecho en el secuestro de Shoko Amamiya. Este aspecto que cubre todo el relato va parejo a la situación de las mujeres en el mundo laboral, concretamente en el ámbito policial. En el equipo de Mikami hay una mujer -Mikumo- que se siente, con justicia, maltratada por ser mujer, pero que es suficientemente valiente como para echárselo en cara a su jefe y aprovechar para explicarle una serie de cosas. El resultado es un cambio de actitud de Mikami y la demostración de la eficacia de Mikumo.
Otro elemento importante es la relación de los periodistas con la Policía, que pasa por momentos tensos, al no aceptar el anonimato y la falta de datos concretos y donde se ve la difícil situación en que se encuentra la Policía para dar datos que aseguren una información veraz y a la vez proteger a la persona, tanto al que ha delinquido como a la víctima. Es un capítulo interesante que muestra la distinta manera en que se relacionan estos dos grupos en Oriente, distinto del mundo occidental.
Y por último el caso policiaco que se va a reabrir ante la visita de Comisionado que viene de Tokio y aparentemente, solo quiere presentar sus respetos al padre de la niña secuestrada y asesinada. Para eso Mikami va a preparar la visita y la rueda de prensa que se desarrollará inmediatamente después. Constata que el padre de la niña no está en una posición favorable con respecto a la Policía y esto le lleva a desconfiar, a meterse en el fondo del caso y descubrir una situación que no era de esperar. No se frena por las dificultades y por su profundo amor a la justicia y como él mismo dice una lealtad al policía que es. Y desde aquí se irá montando toda una trama compleja que mantiene una tensión grande que engloba todos los temas de la novela.
En su conjunto es una novela muy japonesa, que ayuda a conocer unas formas de pensar y de relacionarse, una delicadeza en el trato, un saber respetar, por lo menos exteriormente a las personas. Buena novela, bien escrita, el lector es llevado con maestría de una situación a otra, en la que van a aparecer pequeños detalles que constituirán un hilo para construir el caso, con un ritmo que no decae en ningún momento. Como en todas las novelas con nombres que no sean occidentales puede costar situarse, además de que son muchos personajes, por eso el autor ha incluido un apéndice final con los nombres y los cargos que aparecen en la novela.

TROA