- Editorial: EDEBE
- Año de edición: 2017
- Materia: Narrativa de 8 a 10 años
- ISBN: 978-84-683-3494-3
- Páginas: 144
- Encuadernación: Rústica
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
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Desde la ventana de su habitación, Sita y sus dos hermanas postizas, Vee y Jessie, observan con ayuda de un telescopio algo muy extraño: la mujer de la casa de enfrente, a quien han puesto el nombre de Doña Aburrida, ha variado sus costumbres y ahora trabaja de noche frente al ordenador. Y en la casa de su vecino y enemigo el señor Hinkenbushel, que se ha ausentado durante un mes, alguien ha entrado de noche y lo ha dejado todo patas arriba. Por otro lado, la policía de Melbourne busca a una red de contrabandistas de diamantes en colaboración con Lord Smiggenbotham-Chancery, un aristócrata inglés que habla con un acento muy pijo a oídos de un australiano. La investigación de las tres niñas apunta como culpable al señor Hinkenbushel, un vecino odioso que protesta cada vez que las oye jugar en el pasillo del edificio. Pero la policía no las cree: de hecho, el Club de Venganza que han creado contra Hinkenbushel y el video que hace un año subieron a YouTube jurando hacer cualquier cosa para fastidiarle la vida las convierte en sospechosas. Lo que acabarán descubriendo, sin embargo, es que ninguno de los tres personajes adultos que intervienen en el misterio es quien ellas pensaban.
Sita forma parte de una típica familia moderna reconstituida. Su padre y ella ahora viven con Alice, que tiene dos hijas de una relación anterior: son las hermanas postizas de Sita, como las tres prefieren llamarse, ya que la palabra hermanastras no les gusta nada. Alice y el padre de Sita, a su vez, acaban de tener un hijo, y es el padre quien realiza la mayor parte de las tareas domésticas. A través de Skype Sita sigue manteniendo relación con su madre, que trabaja en la ONU.
La conducta de las niñas no es demasiado ejemplar: para llevar a cabo sus investigaciones engañan a sus padres y fingen estar haciéndoles un favor sacando a pasear al bebé o estar jugando a la rayuela cuando en realidad se dedican a perseguir al sospechoso. Sita se juega la vida escalando las paredes del edificio para entrar en la casa del vecino. Y tampoco el uso que hacen de la tablet o del ordenador resulta muy instructivo. Aunque la resolución del misterio es bastante inesperada, la trama al margen del conocimiento que puede proporcionar a los niños acerca del tráfico de diamantes tampoco despierta un interés excesivo.
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