SÓLO LOS PERROS ME SALUDAN

La novela arranca con la aparición del cadáver de un vagabundo bajo los arcos de la plaza Guipúzcoa de San Sebastián. El inspector Murillo y el detective Vidal observan algo extraño en sus ropas y comienzan a indagar hasta comprobar que la víctima es un profesor de autoescuela llamado Mikel. Alex y Kike, dos jóvenes que acaban de poner en marcha la Agencia de detectives Caulfield, se implican a fondo en una investigación que les llevará hasta Roma. Con intención de hallar posibles enemigos de Mikel mantienen encuentros con personajes variopintos de atmósferas marginales y descubren situaciones y mundos desconocidos: indigentes, mujeres obligadas a prostituirse, historias de niños robados, etc. Aunque inexpertos en el trabajo, tienen intuición y suerte y se topan con una enrevesada trama en la que nada es lo que parece; cuando aparentemente está clara la resolución, el final del libro da una vuelta de tuerca.
Thriller cuya estructura y argumento se presentan con un estilo construido como a retazos. Cada capítulo, aparentemente inconexo, se va integrando en la trama común y esta forma de narrar lleva a que veces resulte difícil al lector seguir el hilo. Aunque la acción discurre en San Sebastián la autora no se recrea en descripciones sino que se adentra más bien en el análisis sociológico del crimen y en las conductas de sus protagonistas, cada uno con su problema a cuestas, muchos de ellos desarraigados y solitarios. Personajes correctamente esbozados aunque sin ahondar demasiado en matices psicológicos. El libro de modo respetuoso desliza una solapada crítica hacia los convencionalismos sociales y las falsas apariencias así como a las circunstancias que llevan a algunas personas a deslizarse hasta ambientes escabrosos y comportamientos erróneos.
Ana Rodríguez de Almeida Montero (Donostia, 1980) estudió Publicidad y Relaciones Públicas) y es escritora.

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