SUBIDÓN

Joaquín Reyes (1976) es un cómico en el sentido clásico del término. Con un don para sacar punta a los sucesos cotidianos con agudos comentarios que provocan carcajadas. Un hombre que sabe reírse de sí mismo y con ello también hace reír a los demás. Un manchego, de Albacete, que alardea de ello y que es tan llano y tan diáfano como su tierra. Estudió Bellas Artes, trabajó en páginas de animación y en otros ámbitos creativos hasta comenzar con programas de humor en distintas cadenas de TV. Actualmente es un humorista conocido por sus monólogos que tienen una audiencia elevada. Y con un gran número de seguidores en las redes sociales.
Tras este recorrido y con una fama notable, se decide a escribir su primera novela, Subidón, que responde hasta en el título al humor de Joaquín Reyes, incisivo pero no amargo ni cáustico, que busca hacer pasar un buen rato y lo consigue, a la vez que logra distender los ánimos en tantas ocasiones crispados por las dificultades de la vida. El humor de Reyes quiere producir ese “subidón” anímico,
Su novela es un largo monólogo con su estilo característico, que gustará especialmente a sus seguidores pero también a quien tome el libro sabiendo lo que es: un relato peculiar, en el que un humorista relata una ficción protagonizada por él, y en el que hace un simpático retrato de una sociedad en la que las redes sociales tienen un gran protagonismo, y en la que los famosos (cantantes, actores, quienes trabajan en la TV o en el mundo del espectáculo) se ven sometidos al acoso de sus fans. Reyes salpica su novela de numerosos selfies, fotos subidas a Instagram, peticiones de dedicatorias, etc. Y lo hace con gracia, aceptando esa servidumbre. Su novela es un retrato de costumbres y lo hace con la forma de hablar y vivir de quienes describe, con el lenguaje de la calle, algo que aún le aproxima más al lector. Pero sin olvidar que el humor de Joaquín Reyes hace también pensar.

TROA