TRUFAS PARA EL COMISARIO

TRUFAS PARA EL COMISARIO

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Pierre Magnan (1922-2012) fue un escritor enamorado de su tierra, la Provenza, donde transcurren la mayoría de sus obras. De entre las series de novelas policiacas que escribió, la que ha alcanzado más éxito es la protagonizada por el Comisario Laviolette. Las comenzó en 1977 y la última novela se publicó en 2010; en total, ocho. Trufas para el comisario, quizá la más conocida, es la segunda de ellas y apareció en 1978.
El comisario Laviolette es enviado a Banon para que investigue la muerte de unos vagabundos hippies que viven por esa zona. Banon es un pueblecito insignificante, con pocos habitantes, que viven de cuatro animales y poco más, pero con unas truferas que les proporcionan unos buenos ingresos: en conjunto, hay siete truferas de las que son dueños unos extraños personajes, entre los que hay dos parejas de hermanos que no se hablan y un simpático personaje, Alyre, casado con la bella Francine, y que tiene una inmensa cerda trufera, Roseline, que es todo un tesoro porque no solo descubre trufas con facilidad sino que tiene un instinto especial, como se verá en la novela. Alyre va a todas partes con Roseline, como si fuera un perrito de compañía, pero a veces se le escapa y va por su cuenta haciendo cosas ilógicas, aunque solo aparentemente.
El comisario Laviolette, que conoce muy bien la zona, es elegido para investigar el caso porque comparte la forma de pensar de sus habitantes y es un sujeto tan discreto que no llamará nada la atención. Amable, simpático y sobrio, habla y destaca poco, pero tiene grandes intuiciones que sabe seguir y una gran capacidad de trabajo.
La investigación de las muertes se desarrolla en los días anteriores a la Navidad y en el momento más importante se desencadena una gran tormenta de nieve que deja al pueblo aislado. Pero es precisamente en ese momento cuando Laviolette, en una cascada de acontecimientos y casualidades, llega a la conclusión del caso. Una vez más, las bajas pasiones humanas del dinero, el poder y un amor mal entendido son la razón de los crímenes.
La novela es amena, simpática, aunque en algunos momentos el lector puede sentirse perdido por la forma en que están narrados los hechos. Pierre Magnan acierta a la hora de captar la forma de ser de los personajes que se mueven en un territorio geográfico muy bien descrito.

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