UN AMIGO EN LA CIUDAD

Andrés vive en Madrid con Gretchen, su novia desde que eran una pandilla de góticos. Tienen una hija y Andrés trabaja como vendedor. Su existencia es normal pero él está en crisis, sus comportamientos son extraños y ridículos y no sabe qué le pasa, está desorientado y no encuentra sentido a nada.
El autor narra con un estilo que oscila entre el modo vulgar de hablar y el paroxismo del protagonista y no consigue hacer creíble una crisis que no está desencadenada por nada en especial y que narra a la par de asuntos nimios como el mundial de fútbol, una carrera en taxi o las compras por la calle Serrano. Las referencias sexuales son constantes y soeces. El dramatismo que quiere plasmar no se logra por la insistencia en el tema y porque el tono y el lenguaje no le acompañan. El comportamiento del protagonista es irritante, ridículo y cínico y la explicación que el autor busca resulta escasa. Lo más destacable es el sentido del humor del matrimonio así como su amor y lealtad por encima de la demencia.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa