UN SIMPLE ACTO DE VIOLENCIA

Novela policiaca de R.J. Ellory, protagonizada por el inspector Robert Miller, de la sección de homicidios de la policía de Washington. El agente recibe el encargo de investigar el asesinato de Catherine Sheridan, tercera víctima de una serie de crímenes en cadena que presentan los mismos rasgos. Se trata en todos los casos de mujeres solitarias, carentes de familia, brutalmente golpeadas y finalmente estranguladas por manos cubiertas con guantes de látex. El criminal elimina cuidadosamente cualquier indicio, resto o huella y, como dato curioso, no fuerza puertas ni ventanas por lo que debería ser alguien conocido por sus futuras víctimas. Los responsables de la justicia exigen máxima celeridad en la detención del asesino debido a la alarma social creada ante la falta de eficacia atribuida a las fuerzas del orden en vísperas de unas elecciones locales. A pesar de que se le facilitan al inspector Miller los medios humanos y técnicos necesarios, las pesquisas no obtienen los resultados que esperan las autoridades. Sin embargo, la tenacidad y experiencia del inspector le permiten identificar a un sospechoso cuya notable habilidad logra eludir una y otra vez la acción de la policía al carecer de indicios suficientes para su arresto. El nuevo asesinato de una joven que responde a las mismas características de los anteriores aumenta el clima de nerviosismo entre los gobernantes y el público de modo que las presiones se acumulan sobre los agentes encargados del caso. En esos momentos, cuando ya el inspector ha reunido las pruebas para detener al culpable, la acción cambia de forma radical para convertirse en el relato de una extraña conjura en la que intervienen los Servicios Secretos, el FBI y la CIA e impiden al inspector Miller cumplir su cometido. El relato deriva hacia unas tesis de contenido político en las que se denuncian los abusos atribuidos a los Estados Unidos en Centroamérica. Se defiende, además, tesis ajenas al desarrollo convencional de una trama propia del género policiaco. El novelista británico R. J. Ellory (Birminham, 1865) acierta a reflejar con estilo directo y ágil los episodios de intriga y misterio, aunque se muestra farragoso y sectario en las referencias a la política exterior de Estados Unidos en Hispanoamérica.

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