UNA AVENTURA TERRIBLEMENTE SERIA

Bajo el eslogan “la vida en directo”, el gran público lleva varias décadas interesándose por los más nimios detalles de la vida cotidiana de las personas que admira. En este sentido, la aparición de un título dedicado a conocer los entresijos de las relaciones personales y profesionales que marcaron uno de los períodos más prolíficos de la historia de la filosofía, el Oxford de la primera mitad del siglo XX, podría ser fácilmente malentendido como un ejercicio de voyerismo dirigido a un público muy específico. Sin negar lo limitado de su público potencial, la obra de Krishnan es tan sorprendente como interesante.
Causa sorpresa lo cautivador de un relato que parece empeñarse en evitar nuestra atención. Como si quisiera poner a prueba nuestro interés, el texto se inicia con un índice enigmático donde la vaguedad de los títulos (Niebla, Sinsentido, Trifulcas, etc.) no ofrece más información práctica que la extensión de cada uno de los diez capítulos de la obra, continúa con un listado de doce personalidades más o menos desconocidas para el público no especializado y culmina con un ritmo narrativo exigente. Y, pese a todo, Krishnan consigue que disfrutemos de una relativa soltura en las tradiciones y convenciones sociales de aquel Oxford, a mitad de camino entre el protocolo y la novedad científica, siguiendo el itinerario personal y profesional de nuestros protagonistas. Un éxito inesperado del que sin duda también resulta responsable el traductor a nuestro idioma.
De manera aún más importante, al término de esta aventura terriblemente seria el lector comprobará que el recorrido no ha sido en vano. Lejos de perderse en detalles vitales de escaso interés, Krishnan desliza las tertulias, las amistades y rivalidades y, sobre todo, los debates teóricos que tuvieron lugar en una de las últimas épocas doradas de la filosofía europea. Por eso la lectura de su obra deja un poso, bien es cierto que inicial, propio de un manual de filosofía analítica. Pero también un par de enseñanzas: que nadie, por brillante que resulte, puede desarrollar todo su potencial en solitario; y que hay una serie de patrones comunes en el estilo de vida de los protagonistas cuyo equilibrio y conocimiento se antojan imprescindibles para el trabajador intelectual.

TROA