UNA NOCHE MUY LARGA

Dov Alfon (Susa, Túnez, 1961) antiguo oficial de inteligencia israelí de la Unidad 8200, servicio secreto del ejército de su País, aprovechando su experiencia militar ofrece su primera novela recreada en esos ambientes y desarrollada principalmente en París y a la vez en oficinas ministeriales de Tel Aviv. Con ella intenta crear una acción de la que el lector es descaradamente engañado hasta casi acabar la novela, formada por capítulos cortos que favorecen el cambio de escenarios y de personajes.

En el aeropuerto de París con motivo de una feria llega un avión de El Al y un joven informático es atraído por una sugestiva señorita vestida de rojo y con aspecto de azafata de hotel. Pasa el tiempo y como ha desaparecido interviene el comisario suplente de policía del aeropuerto, Leger y a él se une Zeev Abadi, Coronel del ejército israelí. Comienzan las investigaciones y se llega a la conclusión de que no es que haya desaparecido, sino que ha sido asesinado. Gracias a unas cámaras, no del todo legales, se sigue la pista hasta concluir que ha sido víctima de una confusión de persona y ha sido asesinado. A la vez aparecen unos chinos como autores del delito.

Mientras tanto en Tel Aviv en una reunión de los grupos de información y de espionaje se comienzan a ver extrañas maniobras, envidias, rencores y sobre todo la inquina entre el General Retelman, jefe de la inteligencia y Abadi al que han nombrado jefe de la Sección Especial 8200. Aparece en acción Oriana Talmor, teniente que asume la subdirección del 8200, el primer ministro israelí, que no queda muy bien parado, y un extraño benefactor, conocido como el Tío Saúl, judío suizo que hace donaciones
importantes al Estado y tiene programado un viaje a Israel.

A partir de aquí la mayor parte de la acción es en París, donde se descubre que otro pasajero del vuelo de El Al también ha desaparecido y que además es una cabo que trabajaba en el 8200 y tenía información sensible de inteligencia y que, además, era traductor de chino.

Leger y Abadi protagonizan en París la acción para localizar al cabo y arreglar los asesinatos de chinos que se van produciendo. Aparecen personajes nuevos y la situación se va complicando. A su vez Oriana en Israel, en contacto con Abadi (por cierto judío mizraji) intenta sortear las dificultades que le ponen sus superiores para que se esté quieta. Al final, el protagonismo de los chinos es mayor de lo que parecía y la implicación del servicio de inteligencia muy distinta de lo que lector ha pensado a través del relato.

La novela no es fácil de leer por una acción poco clara, precisamente lo contrario que caracteriza a un thriller y, aunque no aburre, no acaba de convencer. Correcta siempre en las formas y escrita con pulcritud. Troa.

TROA