UNA VIDA SUBTERRÁNEA

La obra ofrece una selección de las anotaciones íntimas del diario de la autora, correspondientes a fechas comprendidas entre finales de septiembre de 1991 y finales de octubre de 1994. Las primeras entradas tratan de los pormenores de su traslado a vivir en Madrid, desde París, por motivos laborales, tanto propios como de su marido. En las finales, el acontecimiento central es el nacimiento de su hija Wendy que se produjo tras superar numerosas dificultades médicas.
La obra refleja en términos de contenida discreción, tanto las actividades profesionales de la protagonista en la oficina madrileña de una editorial de Barcelona, como su dedicación a la redacción de una novela. También se menciona su asistencia a actos culturales dentro del ámbito de la literatura, su trato en persona o por correspondencia con amistades vinculadas al mismo y sus colaboraciones periodísticas o traducciones de textos. En paralelo, recoge su extrañamiento inicial a la vida en una ciudad que, evidentemente, no resulta de su agrado pero a la que poco a poco se va adaptando, sus consultas psicoanalíticas y sobre todo los esfuerzos dedicados a hacer realidad el deseo de ser madre. En muchos aspectos, el tiempo transcurrido desde que estos apuntes se redactaron ha hecho que pierdan vigencia, en especial los que aluden a la actualidad literaria del momento. En el plano de las circunstancias personales, conservan más interés en cuanto que reflejan inquietudes creativas y problemática familiar, características de una época y de una generación. La redacción, bastante cuidada, dado que estaba destinada no a un uso privado sino a su posible publicación, facilita la lectura. El contenido responde a un sentido de la vida bastante pragmático y moralmente permisivo, en el que las relaciones homosexuales o al margen de compromisos de futuro se admiten sin reparos igual que los métodos de laboratorio para lograr un embarazo. La postura existencial de la autora queda resumida en una frase textual del diario: “Soy una buena católica, lástima que no tenga fe”

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