Y DECIRTE ALGUNA ESTUPIDEZ, POR EJEMPLO, TE QUIERO

Un estudiante de bachillerato narra, en primera persona, su descubrimiento del amor al sentirse atraído por una compañera de clase. Su espíritu sencillo e ingenuo, todavía próximo a la adolescencia, contrasta con la compleja psicología de su amada, una chica rebelde, voluble, pesimista y contradictoria.
La obra refleja el mundo de los jóvenes de hoy desde una perspectiva de clase media madrileña, de familias en general estables tanto en el terreno económico como en el afectivo, y con un nivel cultural mediano que desciende en los hijos, interesados sobre todo por el deporte o la música moderna. Dentro de este marco realista, común hasta rozar lo anodino, el argumento queda construido al hilo de los cambios de humor de la protagonista femenina, siempre sorprendentes, inesperados e incluso irritantes. El autor capta de modo hábil las marcadas diferencias existentes entre ambos sexos, en esa edad en la que el proceso de madurez femenina avanza, por término medio, con bastante más rapidez que el masculino, aunque quizá exagere un poco las peculiaridades de sus personajes. El estilo, que reproduce los giros propios del habla juvenil actual, resulta a veces un poco monótono e inexpresivo, pero está correctamente construido. En síntesis, esta novela, sin destacar por sus aciertos formales o por lo brillante de su temática, puede interesar al público al que muy específicamente se dirige.

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