Background Image
Previous Page  36 / 48 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 36 / 48 Next Page
Page Background

—Libros de la autora

La austeridad y el esfuerzo son un marco

ideal para la invención y la creatividad.

Steve Jobs no vivía en la opulencia, más

bien en la austeridad. De hecho, tanto era así que

tuvo que dejar la universidad porque sus padres no

podían asumir el coste de sus estudios. Seguía

yendo a clase como «oyente» (sin reconocimiento de

los créditos que correspondían a esas asignaturas)

por no poder pagar la matrícula. Por cierto, una de

las asignaturas a la que asistió fue caligrafía. En su

ya mítico discurso de Stanford, dijo que esa asigna-

tura había sido clave en el diseño de la tipografía del

primer Mac. Como tampoco podía pagar la estancia,

dormía en el suelo de los dormitorios de sus amigos

y devolvía botellas de refrescos para poder comprar-

se la comida, además de asistir a comedores sociales

semanalmente.

Cuando Steve Jobs y su socio Steve

Wozniak (el amigo y vecino con el que había compar-

tido durante su infancia y su adolescencia su pasión

por el diseño electrónico) inventaron la primera

computadora, no tenían dinero para comercializarla.

Tanto es así que tuvieron que vender su camioneta y

su calculadora programable HP, respectivamente.

A veces pensamos que ser emprendedores

es consecuencia de «inculcárselo» a nuestros hijos.

¡Nuestros hijos nacen como pequeños emprendedo-

res! Nacen con un deseo innato por conocer,

investigar y entender el mecanismo natural de lo

que los rodea. Si el niño se encuentra en un entorno

favorable, esa motivación interna podrá, eventual-

mente, convertirse en una motivación trascendente,

si el niño encuentra, por ejemplo, una manera de

poner sus talentos al servicio de los demás. Cuando

un niño está saturado por los estímulos del

entorno, se adormece su deseo de conocer y

deja de desear. Pasa de ser un pequeño

emprendedor a un gran consumidor.

A veces pensamos que el genio es

una especie de milagro que cae del cielo, o

un talento durmiendo que se despierta

pagando la matrícula de una actividad

extraescolar. Es una visión poco realista, no

solo del niño, sino del ser humano, a la que

los neuromitos han contribuido en gran

medida. Buscamos la perfección en el lugar

y de la forma equivocada. Las cosas cuestan

y son lentas. No hay «inglés fácil» e «inteli-

gencia repentina». Hablar un idioma es

arduo, y tocar un instrumento requiere

paciencia, porque son horas y horas de

práctica. Y nunca sale a la primera. Como

decía Henry van Dyke, «habría silencio en los

bosques si solo cantaran los pájaros que

cantan bien». Las cosas más valiosas se

adquieren pasito a pasito, y hay que atrever-

se y equivocarse para aprender. No hay

fórmulas mágicas, no hay atajos. Y entonces,

preguntémonos: ¿no podríamos achacar la

cultura generalizada de falta de esfuerzo en

nuestros hijos a esas falsas creencias de

perfección fácil y exprés? ¿Qué mensajes

damos a los niños que están en edad de

escolarización cuando les decimos que

pueden aprender «divirtiéndose» con una

tableta, y que es «así de fácil»?

La realidad es un buen punto de

partida en la educación, porque nos da la

El esfuerzo,

la austeridad

y la sencillez

Catherine L´Ecuyer

Extracto del libro

“Educar en la realidad”

«¿Cómo puedo hacer una escultura? Simplemente retirando del

bloque de mármol todo lo que no es necesario.»

Miguel Ángel Buonarroti

«La perfección se consigue, no cuando no haya más que añadir,

sino cuando no hay nada más por quitar.»

Antoine de Saint-Exupéry

SL

EL ESFUERZO, LA AUSTERIDAD Y LA SENCILLEZ

36

TROA