- Editorial: CATEDRAL
- Año de edición: 2016
- Materia: Cultura
- ISBN: 978-84-16673-01-8
- Páginas: 384
- Encuadernación: Rústica
- Colección: < Genérica >
- Idioma: Español
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La literatura divulgativa sobre Internet y los fenómenos sociales que está produciendo está de moda. Son muchos los autores que abordan esta realidad mediática y social que define nuestro tiempo, la economía, la política, la sociedad y las relaciones personales. La ya consolidada clasificación entre apocalípticos e integrados se puede traer aquí de nuevo para introducir esta novedad editorial, crítica, sobre la realidad de Internet y sobre los efectos que produce, tanto en el orden económico como en el social y personal. Crítica en la medida en que se buscan las contradicciones internas. Andrew Keen es un periodista especializado en Nuevos Medios, cuyas intervenciones y artículos en grandes corporaciones mediáticas de Estados Unidos son seguidas con aplauso de la audiencia. Se podría decir que es uno de los nuevos gurús de la sociedad de la conexión. Además trabaja como director ejecutivo del salón de innovación de Silicon Valley, Futurecast. Como confiesa el autor, este libro, Internet no es la respuesta, es síntesis de sus dos anteriores dedicados al mismo tema.
Escrito en forma de amplio reportaje, en el que también introduce datos básicos de los hitos principales de la historia de Internet una historia personalizada con abundantes nombres desde Paul Baran, Robert Khan, pasando por Vint Cerf y Tim Berners-Lee hasta llegar a Steve Jobs, entre otros-, a partir de una simbolización metafórica del club social The Battery, en el centro de la ciudad de san Francisco, va sintetizando estudios sobre la evolución del Internet de las cosas al Internet de las personas. La perspectiva crítica de la realidad del fenómeno de Internet se centra la contradicción que está implícita a esta nueva forma de comunicación. Si en principio nació en la mente de sus creadores como un medio descentralizado, cooperativo, libertario, ahora, según Andrew Keen, ha caído en manos del nuevo poder de Sillicon Valley y de las nuevas clases de ricos excéntricos. Ha creado una nueva concepción del capitalismo que ha agudizado las patologías del sistema económico dominante. Para el autor, no se puede vivir sin Internet, aunque esté representando un fracaso para las expectativas de humanización social en los temas relacionados con la capacidad de este medio de democratizar las sociedad, de generar vínculos perdurables, de potenciar la capacidad crítica del pensamiento, de hacer posible una economía solidaria. El libro pone sobre la mesa un análisis de la filosofía que subyace a Internet, ese libertarismo disruptivo, -según una traducción que para el lector español quizá no sea del todo exacta-, que lleva también implícita una concepción antropológica que centra su atención en la capacidad del hombre de determinar su identidad, de autodeterminarse.
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