ALBERT

Albert es un niño sucio, travieso y audaz que, ayudado por su amigo Egon, se dedica a todo tipo de travesuras haciendo que todos los adultos que tratan con él acaben sintiendo antipatía hacia los niños. Sin embargo, el sigue haciendo su vida y, con cierto espíritu justiciero, ayuda a los débiles frente a los fuertes.
Las andanzas de este personaje, contadas con una fantasía a veces surrealista y con un peculiar sentido del humor, tienden a presentar los aspectos menos poéticos de la infancia con el propósito de desmitificarla. Albert es un antihéroe nada ejemplar, desobediente y maleducado, nada aficionado a la escuela, que sin embargo resulta simpático por su espontaneidad, espíritu de iniciativa y capacidad de acción. El autor parece querer conectar con lo que de estas características haya en el lector, joven o adulto, aun cuando esté oculto por una educación mejor que la que Albert posee. Este propósito se logra parcialmente, de forma que la narración, sencilla y ágil, es entretenida pero sin que sea fácil identificarse con su extravagante protagonista.
Aunque en apariencia los niños estén tratados de modo desfavorable, en realidad se exalta a la infancia frente a los adultos, en tanto que estos si bien son menos molestos en su modo de actuar, encierran en cambio mayor doblez. Fuera de esto, la obra no resulta ejemplarizante ni formativa.

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