CARTA DEL FIN DEL MUNDO

Domingo Pérez, un tonelero nacido en Lequeitio que realmente viajó con Colón en su viaje descubridor de 1492, fue uno de los tripulantes que quedó en el Fuerte de Navidad de La Española, esperando el retorno del Almirante cuando éste volvió a España para informar a la Corona de sus hallazgos. En una imaginaria carta dirigida a su hermano recoge las rencillas existentes entre los 39 hombres que fueron los primeros españoles establecidos en América, sus luchas y amistades con los indígenas caribeños, e insinúa el trágico final de los últimos supervivientes, entre los que se contaba él mismo.
El autor mezcla el lenguaje actual con formas expresivas clásicas, en un deliberado pastiche que proporciona un cierto sabor de época, a la vez que utiliza un lenguaje asequible. La acción sintetiza muchas crónicas auténticas en una ficción bien elaborada desde el punto de vista técnico pero escasamente original, tanto en su planteamiento como en la forma de desarrollarlo. El estilo, indirecto y enumerativo, exige una lectura atenta y pausada, aunque no presente especiales dificultades de comprensión.
La visión que aquí se ofrece de la actuación española en América refleja la influencia de los prejuicios impuestos por la Leyenda Negra. Con total falta de perspectiva histórica se acusa a los expedicionarios de avidez de oro, brutalidad, conducta inhumana, y de forzar la conversión de los indios. Al no ser historiador, Fajardo repite tópicos muy comunes entre escritores progresistas sin hacer el menor esfuerzo por verificar su credibilidad.

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