CIELOS DE BARRO

Drama rural con guerra civil al fondo, que ha obtenido el premio Azorín en su edición del año 2000. En un cortijo español se produce una matanza colectiva de la que en principio se acusa a un joven pastor. El abuelo de éste, en sus conversaciones con el comisario encargado del caso, le explica que la situación presente tiene sus orígenes en circunstancias muy anteriores, localizadas en los años treinta del siglo XX.
La obra, en sí misma, es poco original, y se aprecia en ella el uso de recursos narrativos pobres. Lo más logrado es el lenguaje, que reproduce usos expresivos rústicos propios del habla del campo español, con sabor arcaizante. La trama, proclive al melodrama, abusa de lugares comunes y personajes tópicos, y se resuelve en un desenlace en el que apenas interviene la elaboración imaginativa de la realidad. Tanto en el reflejo costumbrista como en el enfoque crítico de carácter social, se adivinan influencias de la narrativa de Miguel Delibes, pero separadas por una gran distancia en su calidad literaria.

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