EL DESAFIO

Philippe Petit es funambulista, mimo, monociclista y mago. Fue uno de los primeros juglares callejeros modernos de París y el único en aceptar El desafío.
Su espíritu inquieto e indomable le hará aspirar siempre a lo imposible, caminando por el borde de la ilegalidad: “vivo en el mismo borde de la vida, no puedo caminar por el suelo sin aspirar a elevarme, a tocar las nubes”. En 1968, con apenas dieciocho años, lee en la sala de espera de un dentista un artículo sobre la construcción de dos torres gemelas en Nueva York con ciento diez plantas, cien metros más altas que la Torre Eiffel. Hacía unos meses que se había iniciado en el funambulismo, convirtiéndose inmediatamente para él en una obsesión casi enfermiza. A partir de ese momento ya no habría sosiego para Philippe. Esas dos torres le llamaban de manera misteriosa e irresistible. Su único objetivo será a partir de ese momento unir sus azoteas por un cable sobre el que pasaría de un lugar a otro como por la más apacible de las autopistas.
La arriesgada hazaña, que le llevó a un estado semejante al éxtasis, fuera de todo tiempo y lugar, tiene, sin embargo, tal belleza que subyuga a cualquiera que quiera recriminarla. Es una gran locura, suicida, pero a la vez maravillosa.
Otras estructuras famosas que usó para realizar funambulismo fueron la Catedral de Notre Dame en París, el puente del puerto de Sidney, el Louisiana Superdome, el Hennepin County Government Center y el espacio que va desde el Palais de Chaillot a la Torre Eiffel. Con este libro Philippe Petit rinde homenaje a las víctimas y a las torres que la barbarie irracional destruyó el 11 de septiembre de 2001.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa