EL GUARDIAN DEL VERGEL

La obra consta de varias historias situadas en diferentes lugares y épocas, en las que se trata del paso del tiempo, el destino y el misterio de la vida.
La primera historia sucede en la actualidad y sus protagonistas son un viejo excéntrico, una joven atormentada, un jardinero mudo y un mono que habla. De manera imperceptible se pasa al siguiente relato -y lo mismo sucede con el siguiente-, en el que el autor evoca la vida de una joven que vive entre tormentas y naufragios en un faro en pleno siglo XIX. Por último, entre los siglos XVII y XVIII, un noble florentino, deformado por una enfermedad, espera una cura milagrosa. Escritas en un tono casi surrealista y con continuos cambios de estilo (grandes descripciones, diálogos, narrador invisible, narrador en primera persona), en ellas juega Fosnes (Nueva York, 1965) con los límites que separan a las personas del momento y lugar que les ha tocado vivir, si bien hay que prestar gran atención a la lectura, pues en ocasiones resulta difícil comprender a dónde quiere llegar el autor.
Aparte de algunas escenas entre personas del mismo sexo, al narrar las fiestas florentinas el autor recurre a los manidos tópicos sobre la participación en ellas de la jerarquía católica y a la corrupción de ésta.La obra consta de varias historias situadas en diferentes lugares y épocas, en las que se trata del paso del tiempo, el destino y el misterio de la vida.
La primera historia sucede en la actualidad y sus protagonistas son un viejo excéntrico, una joven atormentada, un jardinero mudo y un mono que habla. De manera imperceptible se pasa al siguiente relato -y lo mismo sucede con el siguiente-, en el que el autor evoca la vida de una joven que vive entre tormentas y naufragios en un faro en pleno siglo XIX. Por último, entre los siglos XVII y XVIII, un noble florentino, deformado por una enfermedad, espera una cura milagrosa. Escritas en un tono casi surrealista y con continuos cambios de estilo (grandes descripciones, diálogos, narrador invisible, narrador en primera persona), en ellas juega Fosnes (Nueva York, 1965) con los límites que separan a las personas del momento y lugar que les ha tocado vivir, si bien hay que prestar gran atención a la lectura, pues en ocasiones resulta difícil comprender a dónde quiere llegar el autor.
Aparte de algunas escenas entre personas del mismo sexo, al narrar las fiestas florentinas el autor recurre a los manidos tópicos sobre la participación en ellas de la jerarquía católica y a la corrupción de ésta.Primera novela del autor (n. 1933), que se publicó en 1965. En ella, McCarthy evoca su ciudad natal, Knoxville (Tennessee), durante los años treinta. La acción narra de modo simultáneo la vida de varios personajes, cuyas interrelaciones se van desvelando paulatinamente.
Las circunstancias de la época, en plena Depresión tras el crack bursátil de 1929, lo desolado de un paisaje polvoriento de secano y el carácter huraño de unos personajes al límite de la supervivencia material y moral confieren a esta historia un peculiar tinte dramático. La derrota permanente de unos seres insignificantes cobra tono épico en tanto que simboliza la tragedia colectiva del sur norteamericano, también derrotado varias décadas atrás. La dureza de una sociedad rural en decadencia, sin apoyos industriales, está tratada con un realismo que deriva hacia lo mágico y fantástico de un modo que recuerda rasgos tradicionales de la narrativa sureña, aunque no imite a ningún autor en concreto. La fuerza expresiva del estilo, impactante por la precisa concisión de sus frases cortas y su escueta adjetivación, y la eficacia de las descripciones ambientales, crean una atmósfera narrativa muy sugerente, cuya consistencia sorprende en un autor novel. El contenido de fondo, sin una tesis definida, transmite una fiera voluntad de independencia espiritual mantenida con tenaz energía tras apariencias de resignación.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa