HISTORIA DE UN PERRO LLAMADO LEAL

Luis Sepúlveda (Chile, 1949) evoca, en una bella fábula en prosa, los relatos orales que escuchó en su infancia en tierras araucanas, región situada en la zona sur de su país. El protagonista y narrador en primera persona, un perro de pura raza pastor alemán, relata su azarosa vida. Cuenta cómo, casi de recién nacido, viajaba en una bolsa de lana con una caravana de hombres que atravesaban un paso de montaña, cuando cayó sobre la nieve sin que nadie se diera cuenta. A punto de morir congelado, un jaguar le llevó en la boca a su guarida, le alimentó y lo depositó a la entrada de una aldea indígena del sur de Chile cuyos habitantes pertenecían al pueblo mapuche. Allí recibió el nombre de Leal y se crio en la casa del jefe local junto con el nieto de este, hasta que, tiempo después, el lugar fue desalojado para instalar una plantación maderera y los encargados de desmantelar la aldea se quedaron con el perro debido a su magnífica planta. Años más tarde, los mismos que se le apropiaron, le ordenaran perseguir a un hombre en cuyo rastro percibe el olor del niño junto al que creció.
La obra, homenaje del autor a sus raíces culturales, encierra una tierna historia que pone de manifiesto el amor a la naturaleza de los primitivos habitantes de las tierras chilenas. El respeto a los animales y a la tierra fecunda de la que obtienen su alimento, aparece como una constante de los personajes que han acogido a Leal, en contraste con aquellos que lo utilizan como un instrumento de presa y lo maltratan, despertando, en un animal tan fiel, el instinto de venganza. Muy bien escrita, con abundantes e interesantes referencias indigenistas, esta breve narración, de rasgos legendarios y fondo ecológico, resulta una lectura muy grata por su calidad literaria y belleza formal. Su contenido ofrece un ejemplo de amistad, lealtad y sacrificio en la conducta del protagonista que en todo momento hace honor a su nombre: “Leal”, para corroborar su condición de fiel compañero del ser humano.

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