LA TRIUNFANTE

Relato de fondo autobiográfico donde Teresa Cremisi (n. Alejandría, Egipto, 1945) ofrece una versión novelada de su vida, desde su nacimiento hasta 2015 al cesar en el trabajo que había desarrollado hasta entonces. Tras una apacible infancia en su país natal, la crisis del Canal de Suez, en 1956, fuerza a sus padres a emigrar a Milán, donde estudia en un colegio de monjas católicas y después se licencia en Lenguas y Literaturas Extranjeras en la Universidad Bocconi. Su trayectoria profesional se inicia en 1963 en la Editorial Garzanti, donde llega a alcanzar puestos directivos. En 1989 fue requerida en París por la Editorial Gallimard y después pasó a ostentar altos cargos en Ediciones Flammarion, hasta 2015.
La obra, escrita en primera persona, está concebida de modo que es difícil para el lector deslindar en ella los elementos autobiográficos de los ficticios. Lo único evidente es que el nacimiento de la protagonista se sitúa unos años antes de los de la autora, pero el resto de los episodios reseñados permanecen en un punto impreciso entre la realidad y la imaginación. Lo que importa a Teresa Cremisi es sobre todo, transmitir la huella que sus primeros años en Oriente Medio han dejado en ella, su adaptación al ambiente de Milán donde su familia, arruinada al dejar los negocios en Egipto, debió sufrir un duro proceso de adaptación. Se refiere también a su triunfante carrera profesional, iniciada como lexicógrafa para un diccionario y finalizada en la cumbre del mundo de la edición. Recuerdos, añoranzas, temores y decisiones difíciles sentimientos de pérdida de identidad y de extrañamiento al cambiar de país y de idioma, pequeñas alegrías, impresiones y emociones conforman los trazos de un autorretrato espiritual donde los libros y las lecturas ocupan un lugar preferente. El empleo permanente del estilo indirecto facilita el tono íntimo de las imágenes contenidas en este álbum de recortes que, si no todos son reales, no resultan extraños o ajenos a la realidad. La obra, escrita con un estilo elegante y amable, funde literatura y vida sin incurrir en excesos de erudición, con la sencillez de quien está acostumbrado a hacer esto de modo habitual. Alejada del ámbito editorial, mantiene sus hábitos de lectura y permanece seis meses al año en un pueblo costero del Adriático donde goza de una paz semejante a la de sus primeros años en Egipto. Aunque a los ocho años pidió a sus padres el bautismo católico, llegada a la edad adulta el sentido religioso le resulta algo totalmente ajeno, igual que ocurría con sus padres.

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