LA VERDAD SOBRE LA VIEJA CAROLA

Pasar a los diez años las vacaciones escolares en el pequeño pueblo donde vive, sin salir de veraneo se hace largo y aburrido para el protagonista de esta novela infantil. La única novedad que despierta su interés se le presenta al conocer a Carola, una anciana extranjera que acaba de instalarse en una casa abandonada y se ofrece a enseñarle a jugar al bridge. A medida que se hacen amigos, el protagonista percibe que la mujer, al relatar los hechos de su vida, se refiere a tiempos muy remotos y a lugares tan lejanos como Tanzania, país que afirma ser su patria. La obra, que parece evocar la novela autobiográfica de Karen Blixen, titulada “Lejos de África” narra una historia de intriga y misterio en cuyo fondo late la amistad que une con auténtico afecto a dos personajes opuestos en todo. El relato se refiere a la fascinación que sobre un niño de diez años, huérfano de padre, de vida monótona pero de mente inquieta y soñadora, ejerce una mujer de larga experiencia vital. El caso de la anciana, que no da indicios de su rica y variada trayectoria, da lugar a una trama interesante, narrada con solidez técnica y estilo de notable calidad literaria. El despliegue de imaginación que muestra la autora al describir escenarios y personajes, así como la capacidad envolvente del marco ambiental resultan muy atractivas en su mezcla de monotonía rural y exotismo africano. Sin embargo la verdadera identidad de la misteriosa dama, llegada desde Prusia al lago Tanganika, encierra equívocas referencias a la magia de los hechiceros de las tribus indígenas que pueden confundir a los lectores infantiles. Esto resulta especialmente evidente en lo que se refiere a la muerte, a la que Carola burla una y otra vez porque la mitad de su alma, al habitar en el cuerpo de una leona, logra burlar los intentos de la muerte de acabar con ella.

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