LAS OVEJAS DE GLENNKILL

En una localidad rural irlandesa situada al borde del mar aparece un pastor de ovejas con una pala clavada en el pecho. Quienes llevan a cabo las averiguaciones pertinentes son los más activos e inteligentes animales de su rebaño.
La obra, primera de su autora, (Munich 1975) es atípica dentro del género policíaco debido al peculiar carácter de los protagonistas: una oveja y dos carneros. Su desarrollo también es peculiar, en tanto que los detectives aficionados tienen que observar y deducir el comportamiento humano, que les resulta ajeno aunque conocido. El planteamiento permitiría una fuerte dosis de humor, pero en realidad predominan la reflexión psicológica, con leves tintes irónicos, y el análisis de los enigmáticos resortes que mueven el pensamiento y la conducta de los personajes. A lo largo de la investigación, las ovejas se humanizan y recuerdan con añoranza los cuentos que les narraba su pastor. Por su parte, algunos humanos ponen de manifiesto sus rasgos más primitivos al buscar beneficiarse de la muerte de la víctima, que era también traficante de drogas, y hacerse con la mercancía. La actitud de las ovejas respecto al párroco local reviste un tono satírico y al personaje más religioso se le atribuye una cooperación al suicidio. La obra acusa ciertas deficiencias estructurales cayendo en un tono reiterativo quizá adecuado al funcionamiento cerebral del ganado pero algo lento para el lector. El estilo es correcto y con abundancia de diálogos, lo que facilita su lectura.

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