¡LLAMA A LA COMADRONA!

A principios de los años cincuenta Jenny Lee, una joven enfermera desenfadada y agnóstica, llega al convento de san Ramón Nonato, situado en la zona portuaria londinense, para formarse como comadrona junto con las monjas que allí se alojan y que llevan años ejerciendo de modo competente y abnegado dicha profesión entre las mujeres de las barriadas de la zona, donde sus habitantes se hacinan en pocos metros cuadrados llenos de miseria y pobreza. El trato con las pacientes y la convivencia con las monjas harán que Jenny se plantee aspectos fundamentales de su vida que le empujarán a una madurez personal y una sincera conversión hacia la fe.
La novela con tintes autobiográficos es un reflejo de la experiencia de la misma autora como comadrona en Londres durante los años que aquí se narran y que le ha servido para la precisa exposición de detalles. El extenuante trabajo desarrollado por los sanitarios, con escasez de recursos y en paupérrimas condiciones, lleva a admirar esa labor desarrollada durante aquellos duros años de posguerra. Sin embargo, a la novela le falta un desarrollo literario coherente. En ocasiones se da más peso a algunas historias secundarias que a la traída por la propia protagonista. La información sobre hechos históricos o la explicación de los partos con profusión de datos aparecen como un añadido que no terminan de cuajar en el entramado de lo que se cuenta. Algunas escenas en la vida de Mary, protagonista de una de esas historias secundarias, y la minuciosa descripción de los partos puede resultar desagradable para el público general, y en algún caso vendría a ser aburrido y sin interés para el lector.

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