LOS PRÍNCIPES VALIENTES

El protagonista, ya adulto, recuerda su infancia cerca del río Besós, en el extrarradio barcelonés, a finales de los 70, cuando descubre la literatura, los tebeos, las películas de la televisión. Aunque quien habla es el niño, su lenguaje es denso, literario; un homenaje a los libros, que le sacan de su indigencia y le llevan a mirar la realidad con otros ojos. Al socaire de una familia de trabajadores: un padre obrero y socialista que va a manifestaciones, un pícaro tío que toma copas de anís y le enseña libros, una abuela vestida de negro, el niño vive su escuela y su amigo como un constante descubrimiento que los libros le permiten hacer. Pero hay mucho del adulto actual, erudito, que salpica el texto de citas de Cocteau, de Paul Eluard, junto con la descripción, igualmente literalizada, de Colombo, Kojak, Astérix y Tintín, Julio Verne, Poe, etc. Parece que el autor no ha querido dejar de mencionar a ninguno, como parte sustancial de su adolescencia junto con el descubrimiento de la sexualidad, del amor platónico, de los gusanos de seda, de los curas de entonces: un retrato nostálgico, evocador, preñado de todos los géneros literarios y de entretenimiento. Una celebración de esos años, una pasión por la literatura y por la avidez de leer.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa