MI RESILIENCIA

Mi resiliencia es un relato de evidentes rasgos autobiográficos que se desarrolla a través de un diálogo entre Siegfried Meir (Frankfurt, 1934) y un supuesto interlocutor desconocido, que se revela finalmente como un doble imaginario de sí mismo. Con él intercambia argumentos a favor y en contra de los criterios que han regido su dura existencia, marcada por la tensión entre los deseos de felicidad y una realidad de dolor y muerte.
El autor, cumplidos los ochenta años, contempla en su retiro de la isla de Ibiza el camino recorrido desde que en 1943, a los nueve años de edad, fuera internado junto a sus padres judíos en el campo de exterminio nazi de Auschwitz. Liberado en 1945 por las fuerzas aliadas y una vez confirmada la muerte de sus padres, fue adoptado por un exiliado español con el que vivió feliz hasta la adolescencia. En el París de la postguerra desempeñó diversos oficios, desde intérprete de la canción de mediano éxito a sastre y diseñador de modas, actividades que culminaron con la apertura de un restaurante de cocina francesa. Infeliz en su primer matrimonio y en busca de una vida tranquila, se establece en Ibiza, donde emprende diversos negocios, crea una nueva familia y recupera la serenidad del espíritu ante los plácidos paisajes del Mediterráneo. Los hechos evocados, descritos con una prosa rica y llena de matices nostálgicos se suceden con el ritmo pausado que predomina en la isla durante el invierno, a la espera de la turba de ruidosos turistas incapaces de contemplar en silencio de la bella naturaleza. El autor, que reconoce el valor de la familia y lucha por conservar el amor de sus hijos, rechaza de plano los sentimientos religiosos del pueblo judío y no admite la existencia de un Dios capaz de permitir el Holocausto. Critica igualmente la pasividad de sus padres a los que acusa con rencor de aceptar resignadamente su destino y no haber escapado a tiempo de las leyes antisemitas, bien conocidas en los programas que llevaron al poder al Nacionalsocialismo.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa