PASTEL ESPACIAL

Novela infantil de aventuras espaciales ambientada en un futuro indeterminado. La familia de Astra, sus padres, su hermano pequeño y ella misma, forman parte de un numeroso grupo de expedicionarios terrestres que van a poblar un Planeta llamado Nova Mundi, muy alejado del Sistema Solar. Todos los pasajeros permanecerán en estado de hibernación durante los 190 años que durará el viaje y la tripulación estará formada exclusivamente por robots de alta gama tecnológica. Iniciado el despegue desde una estación espacial, antes de que la duerman para hibernarla, Astra siente hambre y le pide a una máquina expendedora de alimentos un pastel que sea el mejor de los posibles. Lo que ocurre por darle a una máquina robotizada semejante orden constituye el eje de una aventura increíblemente fantástica, llena de misterio, intriga y humor. Repostera inexperta, la máquina fabrica unos pasteles robots que, en lugar de ser comidos, deciden comerse a los astronautas del ingenio espacial. Astra, despertada antes de tiempo y a punto de verse devorada por los dulces asesinos, es capturada por una nave pirata que toma por muertos a los pasajeros dormidos. En medio de estos acontecimientos, la nave vaga errante por el espacio, pero Astra, con ayuda del robot más inteligente de la flota y de una criatura de aspecto horrible pero de buen corazón, y la colaboración de los piratas que la consideran un ser sobrenatural, recupera el control de la nave y la conduce al objetivo previsto. La historia de Pastel espacial, narrada con técnica de ágil plasticidad que responde a la profesión de dibujante del autor, muestra un estilo sencillo de notable calidad expresiva y acompañada de numerosas ilustraciones de buena calidad, resulta tan original como entretenida. Afecto familiar, valor y capacidad para juzgar a los seres más extraños por su conducta y no por su apariencia, son algunos de los elementos más relevantes del relato. Philip Reeve, escritor inglés (n.1966) ha publicado varias series infantiles y juveniles que han obtenido premios diversos y en 2008 recibió la Carnegie Medal concedida por los bibliotecarios británicos.

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