PENSIÓN LEONARDO

La Pensión Leonardo situada en el barrio del “Poble Sec” de Barcelona es, además de una casa de huéspedes, el hogar del dueño junto con su mujer y cuatro hijos. Todos ellos se ocupan de atender el mantenimiento de la pensión y de la modesta casa de comidas situada en el piso bajo del edificio, cuya propiedad comparten con otro socio. La novela, narrada en primera persona por Lali, la hija de doce años de la familia, describe el ambiente en que viven sus padres y hermanos, en una época que se localiza a mediados de la década de 1960. La incorporación al hogar del abuelo materno cuya existencia desconocían sus nietos, constituye el centro de la tensión argumental.
Esta obra de Rosa Ribas, inscrita en la corriente novelística del llamado “realismo social”, refleja actitudes propias de unos adultos que lucharon en el bando perdedor de la Guerra Civil (1936-39) y no han superado las consecuencias de esta derrota, que les ha provocado minusvalías físicas y grandes traumas psicológicos. Lali, debido a su corta edad y al deliberado silencio de sus padres al respecto, permanece ajena a estos negativos sentimientos y lleva una existencia tranquila y feliz. El tono simpático y expresivo con el que se refiere a las incidencias cotidianas de la pensión y a las relaciones con sus hermanos y amigos se hace más amargo con la llegada del abuelo al que su propia hija se niega a dirigir la palabra. Un mundo de viejos odios, rencores y violencias se abre lentamente ante Lali, cuando su entorno se vuelve hacia un pasado que se muestra cada vez más oscuro y doloroso. A partir de ese momento, la trama gira en su planteamiento desde el testimonio de época que ofrece la protagonista hacia el género de la novela de formación. La niña comienza a descubrir los aspectos más duros del mundo adulto, ya entrevistos al asistir al juego que pudo ser un suicidio, de un amigo al que su madre maltrataba. Este descubrimiento supone la pérdida de la ingenuidad de la infancia. Bien escrita, con estilo cuidado dentro de su sobriedad expresiva la novela se lee con interés aunque deja un sabor triste por la ausencia de sentimientos de perdón y de comprensión que implica el desenlace.

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