CALLE DE LA ESTACIÓN, 120

En la Francia de la segunda guerra mundial, Néstor Burma, el detective creado por Malet (1909-1996), va en tren hasta Lyon. Allí su colaborador Colomer le da una dirección que coincide con la que un prisionero amnésico le había comunicado hacía poco, en un campo de prisioneros. Pero casi olvida las implicaciones de las distintas zonas ocupadas cuando alguien -parece que una bella mujer- asesina a Colomer mientras estaba pronunciando ese dato: calle de la Estación, 120.
Se trata de una novela clásica en su género, con un detective que no se aviene a comunicarse con la policía, que bebe, fuma en pipa y es un tipo duro, con un humor socarrón e inteligente. Burma sigue las pistas, interroga a muchas personas, sufre una pelea violenta en la que intentan matarle, es engañado e intenta descubrir por quién, y sigue insistiendo en encontrar la verdad sobre aquella dirección y sobre el asesino de Colomer. Son típicos del género policíaco los ingredientes que tiene esta novela, escrita con poco o ningún sentimentalismo, a diferencia de otras actuales. Sus rasgos distintivos son la agilidad, el esfuerzo que debe hacer el lector por entender la identidad de algunos de los personajes que aparecen, y el humor irónico, de tipo duro, de Dinamita Burma, como a él le gusta llamarse.

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