CASTILLOS DE FUEGO

Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) estrena el año con la publicación de Castillos de fuego, una ambiciosa novela coral que se desarrolla en el Madrid de 1939 a 1945, con una atmosfera dominada por el poder absoluto del franquismo y una capital en la que hay mucha gente, la mayoría de clase media, que, además de miedo y en muchos casos violencia arbitraria sufre hambre o precariedad laboral. Personajes con distinta problemática que luchan por sobrevivir y en algún caso por salvar a los suyos de la pena de muerte, de la cárcel o de otros problemas, según la facción política en la que se encuentren. Entre ellos está un joven lisiado llamado Eloy o Alicia, taquillera que ha perdido su empleo o un falangista, Matías, que se dedica al estraperlo, entre otros muchos. Gente de a pie y también policías o políticos que conforman un variopinto mosaico psicológico. La novela mantiene en todo momento un excelente nivel narrativo que no decae en ningún momento ya que Martínez de Pisón exhibe destreza para dibujar personajes y ambientes convincentes y plasmar el rostro de una interesante época histórica, la posguerra española, con sus luces y sombras, en este caso más bien sombras. Su autor muestra las cualidades de un narrador al estilo de los grandes novelistas clásicos y dibuja una clase media que intenta superar la pobreza o la opresión en una atmosfera presidida por el miedo, el machismo, la falta de libertad y, en ocasiones, la tortura en las cárceles franquistas. Destaca cómo sus protagonistas no pierden la esperanza de intentar construir un nuevo futuro tanto personal como colectivo, cada uno con su pequeño esfuerzo. Novela con buen ritmo, cuidado lenguaje y abundante documentación de una época que el autor ha tratado ya en algunas de sus obras. Hay que señalar que la perspectiva ideológica desde la que se escribe es la de los perdedores de la guerra civil, punto de vista presente a lo largo de toda la novela.

TROA