EL CEREBRO DE ANDREW

El cerebro de Andrew es una novela intimista de E. L. Doctorow en la que un profesor universitario norteamericano esboza su autobiografía a instancias de un innominado doctor, que parece interrogarle para averiguar si se encuentra mentalmente sano. Durante el breve espacio de tiempo en que trabajó en la Casa Blanca de Washington como asesor del presidente, con quien había compartido habitación en su época de estudiante en la Universidad de Yale, se condujo de tal forma en el despacho oval que fue detenido y trasladado a un lugar cuyo nombre y situación se omiten. Allí es donde se ve sometido al interrogatorio que constituye el eje de la trama y al final del cual se explica la razón última del caos mental del protagonista.
E. L. Doctorow (Nueva York, 1931) descendiente de judíos de origen ruso, gusta de mezclar en sus novelas hechos reales e incluso acontecimientos históricos relevantes, con las elucubraciones mentales que atribuye a sus personajes. Andrew, que desde muy niño se consideró proclive a la desesperación, recuerda una serie de acontecimientos trágicos de su infancia y juventud que culminan cuando, por error del médico que la recetó, suministra a su hija recién nacida una medicina que le causa la muerte. Cuando su mujer pide el divorcio, renuncia a su cátedra de Ciencia Cognitiva en Nueva York y se traslada a enseñar en una modesta universidad de provincias. Allí se enamora y se casa con una alumna que será su verdadero amor y con la que tendrá otra hija pero su felicidad no dura porque la adversidad y la muerte le persiguen de nuevo. En sus largas peroratas, mientras desgrana su pasado, se pone de manifiesto que el cerebro de Andrew, cuando el refugio en la lectura no basta, simula situaciones de autoenajenación para no tener que aceptar una dosis de sufrimiento que supera su capacidad de asimilación. El autor perfila cuidadosamente un personaje actual en sus angustias, inseguridades temores y rebeldías. Ni sus conocimientos científicos ni su formación intelectual llenan el vacío afectivo que experimenta en su madurez tras una juventud alocada y promiscua a la que se refiere con cierto detalle en algunas ocasiones. La vida de Andrew, narrada con maestría técnica y estilística, destila soledad y una búsqueda de redención que pasa por aceptar lo que de bufones y simuladores tienen todos los seres humanos.

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