EL CLARO DEL BOSQUE

Fábula en prosa, protagonizada por una margarita que nace en un macizo de flores de su especie surgido en primavera, entre la hierba de un prado en medio del bosque. Desde que abre sus pétalos hasta que unos niños la arrancan para hacer una guirnalda, la vida de este delicado ser constituye una bella metáfora de la existencia humana.
La obra destaca ante todo por la belleza poética de su estilo, cuya simplicidad gramatical y léxica procede de una rigurosa depuración, que elimina lo superfluo pero deja intactos los matices expresivos. Tras este descubrimiento formal, el lector se adentra en la riqueza psicológica de la historia, que narra el descubrimiento del mundo, de la alegría, el dolor y el amor por parte de un alma sensible y reflexiva que no deja de plantearse interrogantes y buscar respuestas, de analizar sentimientos y de encontrar la alegría de vivir asumiendo sus riesgos. La evolución de la flor, desde la dulce ignorancia de la niñez hasta la nostalgia de la edad madura, está trazada con rasgos realistas, sin idealizaciones utópicas, pero a lo largo de todo el proceso la mirada de la protagonista permanece luminosa, sin oscurecerse por el miedo o el sufrimiento que producen los egoísmos y miserias del prójimo.La pequeñez de una margarita silvestre sirve, además, para reflejar el profundo amor a la naturaleza que siente la autora, siempre vibrante ante sensaciones visuales, olfativas y táctiles. Tanto por su temática como por el contenido, es éste un relato singular, breve pero intenso, que requiere una lectura pausada para apreciar su significado.

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