EL REINO DE MATALEÓN

La novela, como las anteriores de Pascual Martínez, es un auténtico noir country de sabor andaluz, ya que toda la acción transcurre en la subbética, Jaén y Córdoba, sobre todo en los pueblos de Prieto e Iznájar donde el sargento Ernesto Pitana está al mando del cuartel de la Guardia Civil.

La novela comienza, precisamente con el asesinato sádico y con ensañamiento de Cuchillo, un delincuente conocido y a los pocos días también aparece salvajemente asesinado el que en principio es el principal sospechoso, Matías, guardia civil que ha dado lugar a que se hablara en todo el pueblo porque con dos hijos se separó de su mujer y se fue con un pintora uruguaya. Además, es pariente de otro guardia que está en el equipo de Pitana.

Pitana, personaje de las novelas del autor, está muy bien descrito, es un hombre sencillo y sincero, con una pareja, Jacinta, la dueña de la fonda, trabajador, con sus manías, pero respetado por todos que reconocen su gran profesionalidad. Hay un detalle curioso en el libro y es que se le ve en una ocasión leyendo a Sándor Marai. Inseparable suya es la cabo Montero, una riojana sagaz, que le entiende y que es la única capaz de decirle las cosas como son y de llevarle la contraria, pero se entienden estupendamente y casi se adivinan el pensamiento. El resto del equipo, también habitual, está bien descrito y contribuyen con sus defectos y formas de ser a dar realismo a la situación del Cuerpo local y al conjunto del relato.

Comienza la investigación de las dos muertes con las consabidas entrevistas a familiares, amigos y cercanos y se va vislumbrando a través de dos sucesos aparentemente accidentales a un caso de extorsiones por toda la zona. Poco a poco va apareciendo el nombre de Mataleón, como jefe de la red.

Tirando de un sitio y otro y volviendo a hablar con los más sospechosos de dar alguna luz nueva, al final a través de historias familiares y elementos del pasado se acabará llegando a descubrir una sencilla trama y la razón de los asesinatos, aunque en último extremo quedará todavía por atar el último cabo.

Buena novela del género, divertida porque son abundantes los diálogos irónicos y con una trama lógica y sin saltos que lleva a ganarse al lector en todo momento.

TROA