EL TIEMPO ENVEJECE DEPRISA

A lo largo del siglo XX Europa envejeció deprisa, al ritmo de dos guerras mundiales, varios imperios desmoronados y una situación explosiva en los Balcanes. Los nueve relatos cortos reunidos en este volumen reflejan distintos pliegues y arrugas en el rostro del Viejo Continente. Cada uno de ellos está ambientado en una ciudad distinta y en un país diferente, con personajes cuyos únicos lazos de unión son la época en que todos viven y el hallarse en situaciones muy propias de las circunstancias históricas del momento.
La obra está bien escrita, con un nivel uniforme de calidad estilística, pero oscila mucho en el modo de tratar su temática. Hay cuentos breves, cuya duración se circunscribe a minutos, todo lo más a horas, y otros de una duración no bien precisada pero que abarca varios periodos separados por años entre sí. Nostalgia, melancolía, tristeza, desconcierto y una ternura difusa y poética se combinan en unos argumentos a veces históricopolíticos, como los referidos a la caída de las dictaduras comunistas del Este, y otras que ahondan en el alma humana, marcada por las secuelas de antiguas conmociones, sufrimientos y derrumbamientos. El autor escribe a ritmo pausado y cuida sobre todo el estilo, matiza la expresión de sentimientos y sintetiza los detalles ambientales con mucha economía de vocabulario. El fondo no está tan definido como la forma, en cuanto que se aprecian vacilaciones de pensamiento, prejuicios religiosos, restos de lastres ideológicos y un concepto de la existencia orientado hacia los sentimientos más que hacia los principios espirituales.

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