LA LUZ DE LA NOCHE

Novela de fondo histórico donde el escritor y guionista norteamericano Graham Moore (Chicago, 1981) narra la relación que unió a tres personajes reales, los empresarios George Westinghouse y Thomas Alva Edison y el abogado Paul Cravath. La Luz de la Noche, ambientada en Nueva York entre 1888 y 1890 se centra en los episodios iniciales de lo que se llamó “la guerra de la corriente” que mantuvieron los dos personajes antes citados por el control de la producción eléctrica en los primeros momentos de su comercialización. La feroz rivalidad empresarial entre las respectivas compañías, provocó una extraordinaria cantidad de pleitos en los que actuó el abogado de Westinghouse Paul Cravath quien, por serlo, alcanzó de inmediato fama y dinero, pese a no haber cumplido aún treinta años aunque no siempre obtuvo sentencias favorables en los casos de los que se encargaba.
La obra, según el propio autor aclara, es una novela y, por tanto, nada de lo que contiene podría resultar verificable ni tiene por qué serlo. En general la trama se atiene al verdadero curso de los hechos a los que se refiere pero abundan en ella las situaciones inventadas, aunque sean verosímiles, y las alteraciones cronológicas y geográficas. El propósito de la obra ha sido reflejar el entorno ambiental en que se produjo uno de los fenómenos más destacados de finales del siglo XIX, que fue la iluminación por electricidad de las grandes ciudades occidentales. Como personaje determinante de la trama, aunque no figure en un plano tan destacado como los tres ya mencionados, aparece Nikola Tesla (1856-1943) ingeniero serbocroata e inventor superdotado que primero trabajó para Edison y luego para Westinghouse, inclinando la balanza a favor de este en cuanto a la iluminación con bombillas, gracias a su descubrimiento de la corriente alterna. La acción transcurre en torno a los litigios que ambos empresarios mantuvieron para hacerse con las patentes que producirían durante muchos años grandes beneficios económicos. Aunque en principio Edison se presenta como menos escrupuloso en cuanto a los medios para lograr los fines perseguidos, tampoco Westinghouse queda libre de sospechas a la hora de juzgar si actuó al margen de la ley. Tanto ellos como Paul Cravat mienten cuando les conviene, se traicionan entre sí, sobornan lo mismo ingenieros que jueces y buscan el triunfo a cualquier precio. El relato, hábilmente construido, combina largos pasajes de contenido jurídico al lado de otros de carácter sentimental o referido al talante de la sociedad de la época reflejada con una prosa ágil, variada y amena. La caracterización de ambientes y personajes se atiene a las normas de la literatura comercial, lo mismo que el estilo, tratado de forma escueta y funcional más que literaria para facilitar su lectura. Esta forma de expresión, correcta aunque no creativa, permite que las abundantes explicaciones técnicas que, de modo inevitable, se intercalan en el texto, permiten conocer en detalle el enfrentamiento entre los protagonistas, sin resultar excesivamente premiosas. Realidad y ficción quedan armonizadas con acierto en esta historia que puede ayudar al lector a formarse una idea aproximada de las interesantes cuestiones que en ella se abordan.

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