LA MESA DEL REY SALOMÓN

“Solo el misterio nos hace vivir…” Esta frase, que se repite como un leit motiv a lo largo de este entretenido libro, sintetiza el motivo de una historia que combina todos los recursos del betseller de moda. Luis Montero Manglano en La mesa del Rey Salomón presenta a Tirso Alfaro, el protagonista, joven aventurero y desorientado, estudiante de doctorado, marcado por una relación no convencional con su madre, una prestigiosa e independiente catedrática de Arqueología, y con un padre ausente, se incorpora, una vez que supera un complejo proceso de selección, al Cuerpo Nacional de Buscadores (CNB), una especie de servicio secreto del Estado español dedicado a la recuperación de obras de arte robadas o expropiadas a lo largo de los siglos. EL CNB se caracteriza por estar en la agenda oculta del sistema y por trabajar en los límites de la legalidad no pocas veces en competencia con bandas internacionales de criminales dedicados al robo de obras de arte, y con medios no muy éticos. La base de operaciones de este singular cuerpo, fundado en 1860 por el general Narváez como “Real Cuerpo de Buscadores”, se encuentra en la nueva sede del Museo Arqueológico Nacional.
Una vez que el protagonista se ha incorporado al cuerpo, con un perfil poco usual que complicará inicialmente la relación con sus compañeros, se involucra en una serie de operaciones que permiten al lector un interesante viaje por la historia de España y que mantienen la atención a lo largo de estas cerca de seiscientas páginas. Su trabajo, además, será la clave que explique algunas de las preguntas no resueltas de su vida. La búsqueda de la”Mesa del rey Salomón” será la misión culmen que cambie la vida del protagonista. Este “thriller” que se anuncia como el primer volumen de una ambiciosa trilogía, pese a que cae en algunas ocasiones en la trampa de lo previsible, ofrece a los lectores algunos motivos de lectura.

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