LA TRISTEZA DE LOS ANGELES

La tristeza de los Ángeles es una novela ambientada en una zona montañosa de Islandia durante los meses del invierno ártico. El protagonista es un cartero rural que recorre una serie de pequeñas aldeas, cuyo reparto tiene asignado, en medio de terribles tempestades de nieve y viento. La acción refleja la vida de los habitantes de estas zonas poco pobladas, en una época no precisada que podría situarse en los primeros años del siglo pasado.
Jon Kalman Stefánsson (Reikiavik, 1963) contrasta en la trama la dureza del clima con la fortaleza de ánimo de los personajes, que luchan contra los elementos en condiciones extremas. Ni su ropa ni su medio de transporte, el caballo, resultan suficientes para asegurar que quien emprende un camino pueda llegar sano y salvo a su destino, como tampoco que sea posible viajar por mar en las frágiles barcas de remos de las que disponen. Nacidos en estas circunstancias tan adversas, los islandeses, tal como aquí aparecen, son seres endurecidos y solitarios, habituados a mantenerse a nivel de supervivencia a lo largo de la mayor parte del año. El cartero y un joven que le acompaña, lo mismo que las personas con las que tratan, muestran poseer buenos sentimientos, y, bajo su aspecto rudo y sus costumbres primitivas, se manifiestan incapaces de negar su ayuda a unos viajeros perdidos y exhaustos, aunque ellos mismos apenas tengan comida para aguardar la llagada del deshielo. Jon Kalman Stefánsson además de describir la violencia y rigor de los fenómenos naturales y lo sobrecogedor del paisaje, describe con detalle los estados de ánimo de quienes se ven obligados a subsistir en un medio hostil donde el peligro de muerte por accidente acecha de forma permanente. Privados de todo confort material, sus recursos existenciales provienen en exclusiva de su propia interioridad, sentimientos, sueños, temores y deseos, ante los que adoptan posturas de índole práctica y elemental, pero sin olvidar consideraciones de cierta dignidad ética. Bien escrita, con estilo realista de vocabulario muy expresivo en las descripciones de paisajes y ambientes, la trama mantiene un tono, entre misterioso y heroico que enfrenta al ser humano con unas fuerzas naturales que no puede dominar y con unos misterios fantasmales que le infunden terror. Algunas referencias esporádicas de carácter religioso resultan poco acertadas.

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