SEÑOR DE MADRID

Novela de fondo histórico centrada en la figura del rey cristiano de Armenia León V, derrotado por los mamelucos y llevado a El Cairo prisionero en 1375 como prueba de la victoria alcanzada por los musulmanes.
Ofrecida su liberación mediante el pago de un rescate a los reyes cristianos de Europa, solo Juan I de Castilla, (1358-1390) se mostró dispuesto a facilitar la cantidad solicitada por sus captores. Con el fin de asignarle rentas que le permitieran subsistir, el rey castellano le otorgó el título de Señor de Madrid y de otras plazas andaluzas sobre las cuales, al parecer, no llegó a ejercer funciones de gobierno. La llegada a Europa de León V, personaje envuelto en matices legendarios y apenas conocido en crónicas medievales solventes, permite al escritor Ramón Muñoz (Madrid, 1971) autor de varios relatos históricos, ofrecer en esta novela titulada Señor de Madrid una imagen más romántica y literaria que real del extraño monarca. Su vida apenas influyó en el agitado y belicoso panorama político europeo de finales del s. XIV y no logró reunir los medios para cumplir el sueño de reconquistar su pequeño reino oriental. Por un lado, los gobernantes cristianos, enzarzados en atroces guerras internas y exteriores y por otro, el cisma de la Iglesia Católica, dividida entre Roma y Aviñón, impidieron el deseo de León V de organizar una nueva cruzada contra el cada vez más poderoso imperio turco. La obra relega a un segundo plano la figura del rey armenio, para centrarse en los conflictos que enfrentaron a Inglaterra y Francia (Guerra de los 100 años), España y Portugal, Navarra y Aragón en luchas fratricidas. Acontecimientos dramáticos acentuados por la división entre los partidarios del Papa Clemente VII (Aviñón) y los de Urbano VI (Roma). La versión ofrecida por el autor, con estilo ágil y amplias descripciones de carácter costumbrista utiliza el mismo lenguaje frío descarnado tanto para describir las ambiciones políticas de los reyes como los conflictos religiosos. Las referencias dedicadas a juzgar las actitudes codiciosas de obispos, cardenales y Sumos Pontífices pueden inducir a confusión a lectores sin la debida formación religiosa.

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