TODAS LAS COSAS BRILLANTES Y HERMOSAS

James Herriot, veterinario de profesión y excelente escritor, continúa relatando en esta obra las peripecias de su vida. “Todas las cosas brillantes y hermosas” es la correspondiente continuación del título anterior en el que la simpática figura del escritor-protagonista se dio a conocer: “Todas las criaturas grandes y pequeñas”.
El autor continúa siendo impecablemente fiel a sí mismo con su delicioso modo de contar, sencillo, sincero, desbordado por un humor que resulta ingenuo, a fuerza de ser inteligente. Así consigue una obra literaria de magnífica calidad, divertida y entretenidísima sin salirse del marco de la cotidianeidad de una vida de trabajo vulgar, arriesgada, y sacrificada de modo nada brillante. Las anécdotas se suceden, semejantes todas en el cuadro ambiental: las enfermedades de los animales, las peculiaridades psicológicas de las granjas, las comidas monstruosas y las inevitables y siempre lamentadas borracheras, los apuros, la falta de medios y recursos científicos en esos primeros años de su vida profesional; muchas veces también el dolor y la impotencia ante el fracaso inevitable. Con estos ingredientes y su estupenda sensibilidad se maneja el autor para descubrir y realizar cuanto de “brillante y hermoso” existe en la salvaje belleza de la naturaleza y en las asombrosas calidades humanas de las gentes sencillas.
Es una narración con tanta riqueza de matices que se puede considerar desde distintos planos. En el primer escalón es simplemente una obra muy bien escrita, muy divertida, con personajes pintorescos y estrafalarios que se mueven en establos malolientes, sin que esta situación deplorable, rebaje la comicidad y simpatía de los episodios. Con una perspectiva más amplia y esclarecida, las accidentadas peripecias pasan a un plano de “fondo” como elemento sustantivo, para realzar a personajes cargados de impresionante humanidad. Como elemento contrapuntístico encargado de sostener la más bella y pura línea melódica entre la algarabía de las voces humanas y las estridencias de los animales, aparece –siempre en discreto segundo plano- la encantadora esposa del protagonista. En resumen, esta obra representa una agradable contemplación de muchos valores sencillos.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa