UNA FORMA DE VIDA

Novela de género epistolar cuya base argumental es la correspondencia que un soldado americano destacado en Irak, dirige a la escritora, cuyos libros conoce y admira, pidiéndole apoyo y comprensión. Poco a poco en sus cartas revela que se alistó porque estaba sin trabajo y vivía en la calle y de qué modo la tensión de la guerra le llevó a comer cada vez más, convirtiéndose en adicto a la alimentación y cayendo en una obesidad enfermiza.
La obra encierra en sus breves páginas un lúcido análisis de las adicciones que actualmente constituyen para muchas personas una forma de vida. La bulimia, el consumo de tranquilizantes, el uso compulsivo del ordenador o, incluso, la afición a mantener correspondencia que la autora reconoce en ella misma, cobran forma en esta curiosa y original historia. El efecto que la mutua comunicación ejerce sobre los corresponsales es también en cierto modo adictivo, sobre todo en las páginas finales. Al aproximarse el momento del punto final, la trama gira bruscamente hasta desembocar en una vuelta de tuerca tan imprevisible como, por otra parte, acorde con la personalidad novelística de la autora. La acción está bien medida en sus proporciones de ironía, crítica, humor e incluso intriga sobre el destino futuro del soldado. Los personajes forman parte del mundo de la fantasía más que de la realidad pero, admitido esto, sus vidas mantienen eficazmente el curso del argumento, tensándolo entre sus dos extremos de confiada ingenuidad e impostura de ribetes psicóticos. Una vez más, la famosa escritora belga somete al lector a un peculiar testimonio autobiográfico, referido ahora al acoso epistolar al que es sometida por su público y a una reflexión sobre lo que significa escribir como impulso existencial.

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