IDILIO EN EL EXILIO

Segunda parte de la trilogía titulada "Destellos en el abismo", que comenzó con "El retorno del hijo pródigo". El protagonista, universitario, llega desde Viena a las tierras que su padre le ha dejado en herencia, en un rincón del extinto imperio austrohúngaro donde se mezclan los campesinos ucranianos y los polacos. De él se hacen cargo su tío y el administrador de las tierras. Enseguida el chico ve a una bella muchacha de rasgos exóticos que está trabajando en la siega de la avena, ambos se enamoran y su idilio, campesino y tierno, es una de las claves de la historia. Mientras, él va aprendiendo, de un niño que domina la Torá y es muy listo, a ser un buen judío.
El relato consigue una gran armonía entre las tradiciones judías, las amistades de los campesinos entre sí y con el protagonista, el modo de aprender de éste, sus discusiones amistosas, sus chanzas, la vida campesina y el amor de la joven. El libro es una delicia: todo en él rezuma la felicidad tranquila de la vida en el campo, de la gente sencilla y espontánea y de sus discusiones sabias sobre el judaísmo, y por eso su lectura resulta placentera. La calidad literaria del libro está en esa sencillez, ritmo y alegría, que muestra inmediatamente, sin moralismos, sin explicaciones, sino de un modo franco y resuelto, con diálogos animados, con descripciones bellísimas y magistrales.
El autor (1891-1976), judío polaco, de nacionalidad austriaca y escritor en lengua alemana, tras la guerra emigró a Estados Unidos y falleció en Nueva York.

© Reseñas bibliográficas Fundación Troa