NELE Y LA PANDILLA SALVAJE

Al comenzar este cuarto episodio de sus aventuras Nele se muestra impaciente a la espera de la llegada de su mejor amiga Clara, a quien no veía desde que las respectivas familias se trasladaron a vivir a un lugar distinto. Después de darse un abrazo en la estación de tren, en el coche de tía Adelaida se dirigen al castillo donde vive Nele con sus padres, su hermano y sus tíos. Desde el primer momento Sammy, el perrito que le regalaron a Nele al cumplir nueve años, se muestra celoso de Clara y se comporta de modo desagradable. Al principio la invitada, que no se siente cómoda con la situación, tampoco simpatiza con Lucas y Tana, los nuevos amigos de Nele. La tensión entre ellos se acentúa hasta que la conducta de Josefine, la eterna enemiga de Nele, les une en su decisión de hacerle frente. Con este propósito, forman la pandilla de Los Vengadores Negros, en la que también incluyen a la mascota Sammy. Gracias a este cambio de circunstancias, cuando a Clara le llega el momento de marcharse, sus amigos la despiden con todo cariño y esperando que vuelva pronto. La historia es divertida y está narrada de forma ágil, aunque la pugna entre los dos bandos, el de Josefine y sus amigos contra Nele y los suyos, reitera de modo poco formativo la idea de que “la venganza es dulce”, si bien es evidente que se trata sobre todo de un juego de niños.

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