YO MALDIGO EL RÍO DEL TIEMPO

El protagonista narra en primera persona la reacción de su madre cuando le comunican que tiene cáncer de estómago: viajar a la ciudad de su infancia. A la par, cuenta que próximamente se va a divorciar. Ambos sufrimientos se entremezclan con relatos del pasado, en los que muestra sus relaciones con su madre y sus hermanos, y cómo conoció a su mujer y se enamoraron.
La estructura anticonvencional del libro requiere un pequeño esfuerzo por parte del lector, pero la historia y el tono con el que es narrada atrapan su atención. Se trata del sufrimiento de un treintañero que no ha logrado madurar porque le ha faltado el amor de su madre. Es tímido, ha sufrido, se ha visto relegado, y también ha tenido momentos de felicidad, pero ahora sufre y necesita a su madre, tanto o más que en su infancia. Todo esto se cuenta en el tono preciso y con el lenguaje adecuado -sencillo-, que elude el victimismo y la compasión: todo se deduce de los hechos que se cuentan, en ningún momento aparecen las palabras dolor o sufrimiento. Los sucesos históricos de 1989 y el comunismo ideológico del protagonista de joven, que ni él mismo entiende, son el trasfondo político perfecto para una novela algo triste, pero que merece ser leída, porque es una llamada al amor, al perdón, a las relaciones materno-filiales fundadas en el cariño desinteresado. Y, más allá de estos temas, es una buena obra literaria. Las relaciones íntimas del protagonista con su novia apenas se describen.

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